Las personas que consideran que su existencia tiene un sentido y estiman que sus acciones sirven a un fin más elevado, tienen tendencia a ser más felices que las que siguen buscando un sentido a la misma. Sin embargo, un reciente estudio de un equipo dirigido por Rhia Catapano, de la Universidad de Toronto, revela que las personas más pobres son las que más se benefician de las actividades valiosas, mientras que las adineradas son felices incluso sin necesidad de efectuar una tarea importante.
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